MINDBUILDING

Existen dos tipos de personas en el mundo, los detractores de la informática y los fanáticos. En el medio parece haber poca gente, principalmente porque la omnipresencia de los ordenadores obliga a tomar una postura.

Para unos, la informática es una fantástica herramienta de trabajo que les alivia de muchas tareas cansadas o tediosas, mientras que para otros, el ordenador es el maldito obstáculo que les impide relacionarse con su pareja.

La postura frente a los ordenadores está en función de su impacto sobre las personas y por tanto, son los efectos sobre el psiquismo y la vida relacional  donde se discute su influencia. De hecho, Carr, quien ha hecho un profundo estudio sobre el tema, señala algunos de sus efectos
negativos, desde el punto de vista neurológico y psicológico. Dice que dada la neuroplasticidad del cerebro, el uso repetido de determinadas tecnologías produce transformaciones estructurales, potenciadoras de unas áreas en detrimento de otras. Lo que a su vez produce efectos psicológicos, como dificultad para la concentración, impaciencia, irritabilidad, búsqueda de estímulos, etc. Y aporta pruebas de que los juegos generan un patrón perceptual en la vida cotidiana de los usuarios, idéntico al que se desarrolla en el juego, tanto si se trata de un shooter como de uno de estrategia.

Por otra parte, Damesio, uno de los importantes investigadores del cerebro, habla de una tendencia en los organismos vivos a buscar un estado alejado de lo intermedio, de lo normal. Algo así como una propensión a estar más que bien, a perfeccionar lo normal; tan responsable de la regulación de lo vivo en la naturaleza como de la vida emocional de las personas. Mecanismo básico de supervivencia, responsable también de las adicciones.

Sin embargo, estar "mejor que normal" resulta difícil de definir. Se puede estar muy bien de formas muy diversas. Gritando e insultando en un estadio de fútbol, o escuchando la quinta sinfonía de Malher. Vendimiando o tocando el arpa, ganando a todos tus amigos en una carrera o ayudando a uno que no consigue llevarse la comida a la boca.

La informática es una tecnología que crece en función de virtudes como la accesibilidad al conocimiento, la inmediatez, y la eliminación de los esfuerzos, pero lo hace carente de una definición clara del destino hacia donde dirige lo humano. Se pone al servicio de unos y otros, de los buenos y de los malos. Pero si Damesio está en lo correcto, vamos a usarla, fundamentalmente, para promover en nosotros un estado de bienestar óptimo, sin que hayamos decidido cómo será, fascinados como estamos por su inmensas ventajas evolutivas, vinculadas a la comunicación.

El ser humano ha creado las condiciones para dar el más grande de los saltos que la  humanidad ha dado nunca, pero aún nadie sabe su dirección. De ahí la propuesta que avanzo y..., esta es la tesis que vengo a defender: es necesario definir la calidad emocional del bienestar que buscamos y obtenemos a través de la informática.

Podemos elegir usarla para ser más superficiales, efímeros y dependientes. Y podemos elegir usarla para mejorar la calidad de nuestro conocimiento, nuestra constancia y para alcanzar y promover la libertad de pensamiento. Ambas líneas de desarrollo producen bienestar, pero solo una contribuye al desarrollo de cualidades humanas socioconstructivas.

Toda sociedad necesita personas cultas, trabajadoras y creativas, capaces de aportar su colaboración y a la vez, interesadas por mejorar su bienestar personal, cultivando emociones benéficas para si mismo y para los que le rodean.

Por tanto, se deberá elegir consciente y racionalmente,  de entre la tremenda selva de aplicaciones, programas, juegos y redes sociales, aquellas que suponen el desarrollo de las calidades emocionales que se quieren mejorar. Si se desea potenciar la paciencia, serán adecuados los juegos que impliquen la búsqueda de patrones y la solución de acertijos. Si es la capacidad de empatía y colaboración, los juegos y aplicaciones en los que la perspectiva del otro resulte relevante en el resultado. Y siempre, al terminar, habrá de preguntarse si la sensación residual obtenida era la deseada.

Se trata de una aproximación que está resultando eficaz, incluso, en el tratamiento de diversos trastornos psicológicos, como fobias, crisis de pánico o trastornos de ansiedad y por tanto, ha llegado el momento de hacer un uso trascendente de la tecnología, convirtiéndola en una herramienta al servicio de lo que ahora me atrevo a llamar MindBuilding. El proceso de moldear la trayectoria vital propia y por ende la humana, del mismo modo que una estrategia para la mejora de las capacidades y competencias personales deficitarias.

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